LA IMPORTANCIA DE COMPARTIR VALORES COMO PAREJA
Imagina que con un equipo de trabajo tienes que construir una casa, deben planificar cómo será esa casa, pero olvidan ponerse de acuerdo en relación a los materiales que usarán; tal vez toman por sentado que tendrá ventanas, una cocina, puerta principal, tal vez un jardín, pero imagina nunca haber hablado de los materiales para construirla, ¡cuán confuso y desastroso sería el proceso y el resultado!
Compartir valores como pareja es tan esencial como definir los materiales para construir una edificación: definen la forma, solidifican, establecen si hay riesgo de que se destruya o no, determinan la naturaleza de lo que se está construyendo (una relación) por la durabilidad a la que se apunta.
Las relaciones de pareja tienen “ingredientes”: la atracción física, lo que se tiene en común, las diferencias que hacen dinámica la relación y la visualización. La visualización es lo que se espera de la relación, a dónde apuntamos. Seguramente cuando nos observamos como pareja, encontraremos muchas diferencias en cuanto a vocación, gustos, maneras de resolver conflictos o la forma en la que gestionamos nuestras emociones, pero que haya valores humanos en común hace que esa relación sea de compromiso, dirigida a largo plazo y de reciprocidad.
Los valores humanos son los materiales que usamos para construir nuestra relación, se resguardan en los propósitos que vamos descubriendo en nuestra vida, conforme nos conocemos a nosotros mismos y nuestro sentido de vida va tomando forma gracias a todos los vínculos que tenemos en nuestra vida.
Compartir valores como pareja es la amalgama que hace que el vínculo y los “ingredientes” de la relación cobren sentido, haciendo una dinámica que trae riqueza, salud mental y sobre todo, protección. Es un factor de protección ante los cambios que cada uno experimenta a lo largo de su vida. Los cambios que se experimentan no sólo son como pareja (cambio de trabajo, problemas financieros, enfermedad, mudanza…), también son personales.
El ser humano cambia con facilidad. Heráclito decía “nadie se baña dos veces en el mismo río”, esto significa que, tanto el río como la persona que se baña en él, están constantemente cambiando. La esencia del ser humano y de la vida está en el cambio, lo seguro es que algo cambie en algún momento, sin embargo, a pesar de los cambios externos e internos que una persona experimenta, sus valores son los que permanecen, a pesar del ambiente o heridas que se puedan experimentar.
Todas las parejas experimentan cambios, pero si tienen “la amalgama” (valores compartidos, en común) definida, clara, incluso que es tema de conversación entre ellos, vivir con valores en común será la armadura para enfrentar lo inevitable: el cambio, que seguramente traerá conflictos familiares. Estos valores humanos permiten que esas dificultades sean una etapa más de autonocimiento, construcción y admiración mutua.
¿Conocen tú y tu pareja los valores que tienen en común? ¿Qué ha protegido tu relación de los cambios inevitables?
Este artículo es una contribución de:
Eva María Meza R.
Psicóloga Clínica
Instagram: @psic.evamezar
E-mail: licda.evameza@gmail.com
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