Cada 14 de febrero, el mundo se llena de corazones, flores y promesas de amor. Sin embargo, el Día del Cariño tiene un significado mucho más profundo que la entrega de obsequios. Es un recordatorio de que el verdadero amor y afecto no se demuestran solo un día al año, sino que deben reflejarse en nuestra forma de vivir y en los valores que practicamos diariamente.
El amor, cuando se basa en valores humanos sólidos como el respeto, la empatía, el perdón y la comunicación, deja de ser solo una emoción y se convierte en una fuerza que transforma nuestras relaciones. Erich Fromm, en su libro El arte de amar, afirma:
“El amor no es principalmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo en su totalidad, no con un ‘objeto’ de amor”.
Esta visión nos invita a reflexionar: ¿cómo vivimos el amor en nuestra familia, en nuestra relación de pareja, en la crianza de nuestros hijos e incluso en nuestro entorno laboral?
Si bien este día suele centrarse en el amor romántico, también es una oportunidad para fortalecer los valores en todas nuestras relaciones:
Más allá de un gesto bonito una vez al año, el reto es irradiar valores humanos todos los días. Ser más empáticos, aprender a perdonar, demostrar gratitud y actuar con integridad son pequeñas acciones que pueden cambiar la vida de quienes nos rodean.
Este Día del Cariño, más que pensar en lo que podemos comprar, preguntémonos: ¿Cómo podemos ser mejores personas para quienes amamos y para el mundo?
Mgtr. Irene Tobias
Consultora, Educadora y Coach en Valores Humanos
IG @ irenetobias_educacionenvalores y @arete_consultoriaenvalores
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